Antes de empezar con los temas que conciernen al running o atletismo quiero hacer una especie de presentación. Este año que termina 2009, hacia Junio me dio por la cosa esta de empezar a borrar los ticks de mi lista. Típica de lista de cosas que hacer antes de morir. Y las primeras que se me ocurrieron fueron hacer puenting, correr en San Fermin, ir a Londres, andar en Karts... y así las hice. Porque dentro de lo que cabe, son cosas sencillas, sin necesidad de una preparación, cosas que improvisando y diciendo hoy lo hago, lo haces. Pero una de las cosas que se me pasó por la cabeza en un momento fue:
¿Que son las cosas más típicas que se dicen de hacer antes de morir?: Plantar un árbol(eso lo he hecho), escribir un libro(tiempo al tiempo), tener un hijo(bastante más tiempo al tiempo) y correr un maratón. Y dije, que coño, voy a correr un maratón. Pero para eso tengo que saber que es esto de correr, nunca en mi vida había corrido más de lo que se puede correr en un partido de fútbol alevín y era algo nuevo para mí.
Así que un día me puse a tirar millas y pasó lo evidente. Agujetas, así que para quitarlas volví a correr otro día, y otro día después de ese y así hasta engancharme. Para mí correr es un gozo, es una manera de despejarme de todo, de desestresarme, de desconectar del mundo por un rato, de respirar la naturaleza, de ver los límites de mi cuerpo, de ir a contracorriente...
La cosa es que forcé mucho la máquina en verano y me quedé con un gemelo roto que me tuvo un mes entero parado. Y a finales de verano me dijeron para correr el maratón nocturno de bilbao, y yo dije, por qué no. Y así empezaron mis dos meses de entrenamiento para una verdadera prueba de esfuerzo, 42 kilómetros de correr sin parar, pero disfrutando como nunca.
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