sábado, 13 de febrero de 2010

El control de la vida (Capítulo Tres)


Capítulo tres:

Hubo hace tiempo en un país llamado PaísZ un niño al que le apareció una extraña enfermedad, era un virus muy parecido al de la gripe pero con otras características. Vivía en una granja apartada de la ciudad, y el padre, preocupado por el niño, fue a la ciudad en busca de medicamentos que calmaran sus síntomas. Lo que no sabía es que su hijo le había contagiado esa extraña enfermedad. Al llegar a la ciudad compró los medicamentos que pudo, no muchos debido a su estado económico y se volvió para su casa. Su visita a la ciudad no habría pasado de anecdótica si no fuera porque de regalo dejó el virus en el organismo de otras personas que a su vez lo fueron expandiendo. Cuando este hombre regresó a su hogar, vio que su hijo había fallecido y que su mujer estaba con los mismos síntomas que le habían acaecido al hijo días antes.

Pocos días después la alarma saltó. La gente empezó a caer como moscas atraídas por la miel. Los contagios eran incontables y las muertes pasaban la centena. Gente que había viajado a ese país y que regresaba, o gente local que viajaba al extranjero llevaba consigo una enfermedad que seguiría esparciendo por aquellos sitios a los que fueran. La pandemia era un hecho. Las organizaciones se pusieron inmediatamente en marcha. Fronteras cerradas, la gente se quedaba en casa y de mientras la televisión seguía anunciando como la gente moría y moría sin descanso.

Al de pocas semanas, milagrosamente apareció la vacuna que frenaría esa plaga. Es curioso como una vacuna que suele llevar años de búsqueda y pruebas había aparecido al de unas pocas semanas y ya estaba lista para su distribución. También es casualidad que el mayor accionista de la marca que repartía esta vacuna fuera el antiguo secretario general de defensa del PaísX comentado en capítulos anteriores. Y que esa vacuna milagrosa fuera la misma que se usaba para calmar los síntomas de la gripe convencional.

Pasaron unas semanas más hasta que finalmente el medicamento llegó a los países que lo reclamaron. Las colas de gente pidiéndola eran inevitables, se tuvieron que poner listas prioritarias para evitar las masificaciones y la falta de vacunas para todo el mundo. El día del reparto llegó y... espera, no hay nadie haciendo cola para recibirla, nadie parece querer salvar su vida de una muerte segura propiciada por una enfermedad con la mayor rapidez nunca conocida desde la peste. ¿Qué pasaba? ¿Qué había cambiado?

Muy simple. Los que generaron toda la revuelta mediática, los que elevaron a apocalíptica las consecuencias que iba a tener una enfermedad que resultó no ser más que otro tipo de gripe, infinitamente menos mortífera que la gripe convencional ya habían conseguido cumplir sus objetivos. Generar miedo (las razones del porqué querer generarlo en el capítulo 1) y ganar dinero. Estos terroristas por definición habían hecho que la mitad del planeta temiera el fin del mundo humano, que mucha gente se suicidara por miedo a sufrir o a contagiárselo a los más allegados, pero daba igual, sus arcas personales ya volvían a estar repletas para futuros actos para el control global (Algún día comentaré esto).

Ya está, ya había concluido en unos pocos meses la enfermedad más terrible jamás conocida, la cual iba a diezmar a la población mundial. Y todo orquestado por unos gobiernos y difundido por unos medios comunicativos que al final todo el mundo los cree ciegamente. En este ignorante mundo vivimos, es una lástima que la gente tenga tan poca falta de criterio personal que tenga que hacer caso a lo que le digan los profetas del siglo XXI. Que no digo que debieran desaparecer ni mucho menos, también ayudan a que los gobiernos no jueguen todavía más con nosotros, informando de hechos que de otro modo no serían conocidos, consiguiendo así que los zombies que siguen sus órdenes se involucren depende de por donde les dé el aire y haciendo que ante protestas populares multitudinarias a los impostores que gobiernan no les quede otra que ceder de vez en cuando para asegurarse unos pocos votos que les den el beneplácito para seguir haciéndose ricos y poderosos a nuestra costa.

Es por eso que en hechos ocurridos en países latinoamericanos que la gente también ignoraba hasta hace unas semanas su exacta incluso aproximada localización, donde han ocurrido unos terremotos que ha devorado literalmente todo el país, que no tenían nada antes y nada tendrán después, los medios de comunicación han conseguido que países como el PaísX y otros tantos no les quede otro remedio que dar ayudar no por otro motivo aparte del de mantener una imagen limpia y solidaria de lo que es su gobierno, me río en su cara, tengo curiosidad por saber cuanto tiempo duran esas ayudas gubernamentales en ese país después de que el tema haya "pasado de moda" y no salga por los medios. Los que quedarán ayudando allí serán los mismos que estaban antes. Y seguirán los grupos y las personas, por llamarlas de algún modo, que de esta catástrofe han hecho su negocio particular, ya sea por el tráfico de personas, el saqueo, el narcotráfico o la apropiación personal de ayudas que la gente de otros países han hecho en un acto solidario, para llenar sus bolsillos y luego desaparecer.

Enfin, vivimos en un mundo que ha ido evolucionando hacia la corrupción y el ansia de poder, creciendo con unos modelos de gobierno que la gente todavía se atreve a denominar democráticos. Hoy en día ningún país esta gobernado por ningún tipo de gobierno democrático, ya sea de calificación demócrata, constitucional, comunista, anarquista, monárquica (que es increíble la todavía existencia de esta gentuza) o marxista leninista. No hemos aprendido a manejarnos de modo que todos seamos iguales, porque se puede decir que ahora mismo es imposible. Como están montados los gobiernos, las empresas más poderosas y las que lo son menos. Es imposible hoy en día que exista un rico sin que haya mil pobres a su vez. No hay modo arreglar lo que hemos construido sin tirar todo abajo y empezar desde el principio.

Así que visto lo visto, viendo que no hay nada que hacer, no queda otra que cada uno viva su vida y ayude a los que lo necesiten en lo posible, porque un gran poder que tenemos cada uno, es que siendo solo una persona podemos hacer que mejore la de muchas otras, y ese es un poder que aprovechándolo, podemos hacer que la sociedad mejore increíblemente.

Yo de momento, intentaré ser fiel al hecho de que si yo no puedo cambiar el mundo, intentaré que al menos el mundo no me cambie a mí.

¿¿Continuará??