domingo, 4 de diciembre de 2011

Motivación

Motivación, eso es lo que al final te hace poder terminar las carreras. Evidentemente hace falta un entrenamiento físico, pero también mental, y éste pocas veces se suele entrenar.

Desde la carrera más corta a la más larga la motivación hace que sigamos adelante cuando los músculos dicen basta. Yo he pasado por muchos momentos en los que sino me he retirado ha sido porque mi mente no me dejaba, no porque mi cuerpo no me lo pidiera.



El ejemplo más actual es el maratón de San Sebastián. Un maratón es una prueba clara de cómo una carrera te puede llevar hasta tus propios límites físicos y mentales. Yo no llevaba una buena preparación para el maratón, me faltaban muchos kilómetros, pero he podido ver después que aun habiendo entrenado, el problema clave que tuve en la carrera, el de la rodilla, hubiera aparecido igualmente.

El año pasado, calentando para la Behobia-SS, me resbalé y caí con la rodilla golpeando el asfalto por causa de la lluvia y eso hizo que me lesionara para toda la carrera. Aun así la pude terminar, pero es sin duda una de las veces que más he sufrido en carrera. Lo único que me hacía tirar para adelante era el hecho de que no me podía permitir retirarme. Después de la carrera fui al traumatólogo y estuve un tiempo descansando. Parecía que se había curado pero un año después ha vuelto. Al parecer sólo aparece cuando corro una distancia superior a 25km, cosa que no hacía desde hace casi un año, por eso que no me había dado problemas.

Los últimos 8 kilómetros del maratón fueron horribles como ya comenté. Veía clarísimamente que no iba a terminar, pero no podía retirarme. Era lo que más deseaba en el mundo, que aquello terminara. Pero cada vez que pensaba en retirarme, me acordaba de la frase de Armstrong: "Pain is temporary. It may last a minute, or an hour, or a day, or a year, but eventually it will subside and something else will take its place. If I quit, however, it lasts forever." Sabía que podía retirarme y que durante un rato estaría feliz de haber terminado con aquella tortura, pudiendo irme a casa a descansar tranquilo. Pero sabía también que esa misma tarde ya estaría arrepentido de aquella decisión. Y es que al final una carrera envuelve más que el hecho de empezar y terminar del mismo modo. Una carrera puede ser una odisea, y hay que vencerla en todos los aspectos, haciendo frente a todo lo que pueda ocurrir. No somos máquinas, nunca vamos a estar al 100% y siempre habrá contratiempos. Parte del mérito, de la emoción, de lo bonito incluso, es hacer frente a este tipo de cosas y llegar a meta estando orgulloso de haber superado todas las barreras encontradas.


En los dos años que llevo "en activo", sólo me he retirado en una carrera, que fue el duatlón de larga distancia de Arrigorriaga de este año. Las razones son claras. Llevaba apenas dos meses entrenando con la bici y fue una irresponsabilidad por mi parte plantearme una carrera de distancia, 10km run, 75km bici, 10km run, siendo además los 10 primeros de cuestas muy empinadas, con tan poco entrenamiento. En la bici directamente me pasó lo que en inglés se conoce como "bonk" que es causado por el agotamiento de las reservas de glucógeno en el hígado y los músculos, que se manifiesta por la fatiga repentina y pérdida de energía. Aguanté aun así, prácticamente desde el kilómetro 20 hasta el 70 donde ya viendo que además aun me quedaban los últimos 10km de run no podía ni pensar, me sentía desorientado.


Es una decisión que aun hoy día lo tengo como una mancha, pensando que si sólo hubiera podido terminar los últimos 5km de bici hubiera podido hacer los 10km de run, porque ahí me siento bien. Pero eso es algo que nunca sabré.


Tanto en Arrigorriaga como ahora en San Sebastián la decisión correcta hubiera sido no correr desde un primer momento. No sé si puedo decir que me arrepiento de haber participado en el maratón de Donostia, porque eso me ha supuesto llevar ahora mismo siete días parado por culpa de la rodilla, además de una gripe que me ha cogido estos días. Lo que no me arrepiento desde luego es de no haberme retirado cuando no podía más, eso sí que no, una vez empezado yo siempre lo daré todo para terminar. Además, si no hubiera participado tal vez no me hubiera dado cuenta de que el problema de la rodilla seguía ahí y me hubiera aparecido en un momento menos oportuno, ahora al menos tengo tiempo para descansar.

Con todo esto quiero dar también un mensaje a todos los que empiezan en el running, triatlón o básicamente en cualquier disciplina. Una carrera no es empezar a correr, ir todo el rato al 100% y llegar a meta. Porque así no vais a terminar ni el 50% de las carreras. Hay que tomar las carreras en su totalidad, con todas las adversidades que puedan ocurrir y superarlas con una motivación adquirida. Hay que motivarse continuamente y buscar siempre objetivos a muy corto plazo para conseguir ir haciendo el camino que nos lleve al objetivo más ambicioso y final. Como cuando en el los últimos kilómetros del maratón iba segmentando el camino en rectas o tramos para ir superándolos uno a uno en vez de tomar el maratón como un todo.


Espero que esto le sirva a alguien de consejo. Si no sois élites, sois vosotros contra vosotros mismos, da igual ir el 11 o el último, tenéis que encontrar vuestra motivación y saber que la mente muchas veces os engañará para que lo dejéis, ahí es donde entráis vosotros. Retirarse siempre es lo más fácil, no hay más que echarse a un lado de la carretera, esa opción siempre estará ahí. A mí por ejemplo nunca me ha afectado lo que se conoce como "el muro" o "hit the wall" en ninguno de los cuatro maratones que he completado. Tal vez sea porque suelo ir continuamente muy motivado o porque han habido otras adversidades que se han puesto por encima. El caso es que la cabeza no será nunca la que no me deje terminar una carrera. O eso espero.

¡Un saludo!

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